Un futuro de trabajo más humano
La pandemia del COVID-19 ha planteado innumerables sugerencias a la hora de encontrar soluciones a los momentos de crisis en el trabajo. Sin embargo, nosotros creemos que lo vivido en estos últimos años ha demostrado que tenemos que centrarnos en diseñar un futuro laboral que sea esencialmente humano. Esto no consiste en poner a las personas por delante de las máquinas. Por el contrario, se trata de fusionarlos, de la mejor manera posible, de crear un entorno en el que las organizaciones puedan desarrollar todo el potencial humano en un mundo impulsado por la tecnología. Significa dar a los colaboradores la posibilidad de actuar y elegir lo que hacen, potenciando sus intereses y pasiones al servicio de la estrategia y las necesidades de la empresa.
Al cambiar la forma en que pensamos sobre el trabajo y al utilizar la tecnología para elevar las capacidades humanas, podremos liberar el potencial de los trabajadores y crear un ambiente laboral donde las personas y los equipos estén y se sientan empoderados. De esta manera, podremos desarrollar y explotar todo su conocimiento, desbloqueando ambiciones, aspiraciones y resultados que nunca antes habían sido posibles.
Para humanizar el futuro del trabajo, en primer lugar, debemos rediseñar el trabajo. Este es el momento de crear nuevos objetivos y prioridades laborales y de enfocarnos en lo que podemos lograr usando la tecnología para elevar las capacidades humanas. Es empezar con nuestra visión de futuro para llegar a los resultados, el valor y el significado que queremos obtener, conociendo el gran conjunto de capacidades tecnológicas que existen y pensando más allá de la optimización de los procesos.
En segundo lugar, debemos dar rienda suelta a la fuerza laboral. Se trata de desafiar nuestra forma de pensar acerca de los trabajadores y utilizar la tecnología para ayudar a identificar e impulsar el potencial humano, dentro y fuera de la organización. Tenemos que crear experiencias personalizadas que den a los trabajadores la posibilidad de contribuir a la empresa con toda su energía.
Por último, tenemos que adaptar el lugar de trabajo. Para esto, necesitamos comprender cuáles son las preferencias y prioridades de los colaboradores. Hay que entender cómo son los entornos en los que trabajan (sus hogares, sus desplazamientos, sus líderes, equipos y las plataformas de colaboración que utilizan). Solo entonces podremos crear un entorno de trabajo que optimice su potencial y su contribución, ofreciendo a todos los colaboradores las herramientas, las tecnologías y la cultura para mejorar su accionar.
Por nuestra parte, dentro de Belgaum nos encontramos con esta metodología de trabajo. Creemos que si nos centramos en la re-arquitectura del trabajo, la liberación del potencial humano y la adaptación del entorno laboral, podremos desarrollar mejor nuestra capacidad de recuperación y de evolución en futuras crisis y momentos de incertidumbre.
Esta evolución es un proceso diario que no se da de un día para el otro. Cada empresa se enfrentará a sus propios desafíos y oportunidades para acelerar el avance. Pero estamos de acuerdo en que las empresas tienen que ir por este camino. Hay que llegar a un futuro en donde la humanización del trabajo suceda en todos los ambientes laborales. Este modelo promete expandir toda la energía y las infinitas posibilidades del potencial humano y, a su vez, crear un valor duradero para los colaboradores, sus compañías y la sociedad en general.